Tiene como prioridad cumplir a los alumnos a su cargo
Créditos: www.lacronica.com 13 mayo 2010
Por Magdalena López mmlopez@lacronica.com
“Yo fui de los primeros maestros rurales y hasta la fecha he trabajado, bueno a
mi me gusta mi carrera y mi trabajo, yo sí tengo familia que esté enferma, que
esté internada, yo me vengo a trabajar y luego ya le estoy hablando por
teléfono, pero no me gusta faltar”, expresó Pérez Madrigal.
Incluso ni con el terremoto de 7.2 grados en la escala de Richter se dio permiso
de faltar, pese a que su casa, ubicada en el ejido Oaxaca, resultó severamente
dañada e inundada por el sismo.
“A qué me quedaba, mejor me venía a trabajar”, dijo Pérez Madrigal, quien
durante una semana estuvo viviendo sin energía eléctrica y aún sigue sin agua
potable, porque uno de los canales cercanos a su domicilio se dañó.
Sentado en la dirección de la escuela Primaria Jaime Torres Bodet, aceptó que se
siente mal y a disgusto con los niños cuando se ve en la necesidad de faltar,
porque sabe que ellos van aprendiendo en base a la constancia del maestro.
Mencionó que si el profesor empieza a faltar por este u otro problema el niño es
el que paga las consecuencias, porque es necesario ser constantes para que se
formen bien en sus estudios.
El maestro de sexto grado de primaria consideró que no es la falta de vocación
la que ha contribuido para que no se tengan buenos resultados educativos sino
que cada sexenio cambia el programa de estudios.